Siena sempre ha suscitado un profondo interés por los turistas, por la hermosura de sus monumentos y por la riqueza de las obras de arte que es posible admirar en los museos de la ciudad. En Siena nascieron grandes artistas, entre ellos podemos recordar a Duccio di Boninsegna y Nicola Pisano, que trabajaron a la mayor obra maestra de la ciudad: la catedral de Siena.

En los callejones estrechos y tortuosos, en los museos y en los oratorios de "Contrada" (barrio), los cantos propicios del Palio evocan rituales muy antiguos y modernas alegorías, en cuanto el ruido de las suelas sobre el adoquinado desierto, en la tarde, hace contrapeso a la tranquilidad de la grandes valles verdes prudentemente contenidas por los antiguos administradores, con siglos de anticipo sobre los tiempos, dentro de las murallas.

En la ciudad podemos admirar numerosas obras de arte entre las cuales la Catedral, situada en la roja Plaza del Campo, y el magnífico mirador del Facciatone, la Sala del Pellegrinaio en Santa Maria della Scala, la Libreria Piccolomini, la prestigiosa Accademia Chigiana y lo amplios espacios en la fortaleza de los Medici, que en su interior esconde los vinos más preciosos de Siena, de la Toscana y de la península.